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lunes, 29 de febrero de 2016

La Bestia en nuestro laberinto

Minotauro, Mr. Hyde, la Bestia, la Bruja Pato... Mil nombres para el primitivo, infantil, desinhibido, magnífico animal, vibrante de vitalidad, que habita en el centro de nuestro laberinto psíquico. Un ser absolutamente autocentrado que del mundo no ve más que el "para mì".
No voy a discutir si se puede, o no, llamar " maldad" a eso que motiva su hacer. Sí intuyo que se mueve -nos mueve- por miedo, necesidad, placer y deseo. Los suyos.
Veo también su -nuestra- mecanicidad, y me invade un inmenso respeto por el genio de Freud, y su grandiosa concepción de la perpetua lucha entre Id y Superyo, mediada por un ego que necesita ser fuerte, para no sucumbir a uno u otro contendientes, a los que más vale no dejar enteramente sueltos a su arbitrio.
La pregunta es si, fuera de ese juego hobbesiano de fuerzas en conflicto -perfectamente mecánico- hay en nosotros algo más.
Sí hay, yendo más lejos, un nosotros.

(No se me escapa, por otra parte, la existencia de niveles de sombra más profundos, tenebrosos y colectivos, a los que resulta difícil acercarse con la consciencia, aunque las consecuencias de ese existir son manifiestas en ciertos aspectos tanto del mundo natural como del humano. Pero eso es motivo de otra reflexión).

sábado, 27 de febrero de 2016

Un mundo gris invierno

Salgo, después de varios días de fiebre, a un mundo pintado del color del frío. El cielo, la ciudad y los campos visten de gris invierno, un invierno que esperaba, escondido en la periferia del otoño interminable, la ocasión propicia para mostrarse en todo su poder.
Viento. Viento que me arremolina el pelo y hace ondear el chal en que me envuelvo.
Todavía un poco mareada y débil, bebo largos tragos de frío, y camino entre corros de hojas secas y vuelos torpes de pájaros urbanos, sorprendidos, como nosotros, por el brusco final de la tibieza.

martes, 2 de febrero de 2016