Unos poemas antiguos, encontrados en un viejo cuaderno.
Ven, niño.
Caminemos
por mi ciudad oscura
una noche
de obscenidad y fuego.
Entra conmigo al fango,
al pantano caliente
de mis criaturas más ocultas,
de mis amados hijos
odiados y secretos.
Camina
conmigo mi paisaje,
mirame para verme,
reconoce,
uno por uno,
a mis ángeles ciegos,
mis heridas
más profundas y antiguas
dónde anidó la oscuridad
para quedarse.
(6-5-2014)
Es bueno
un hombre enamorado.
Un hombre que celebra,
agradecido,
por tu sola existencia,
en la forma
por él imaginada.
Pero es mejor
un hombre que te ama
con un amor
pasado por los años,
conformado
por él gris de la vida,
un hombre
que conoce
lo que jamás imaginó encontrar,
y que te sigue amando,
sin embargo.
(6-5-2014)
Te odio,
a todo amor y toda
muerte,
por no poder quererte
en mi vida, mi amor,
aunque me amaras.
(6-5-2014)
No alcanzo
al fondo
de la herida que dejaste,
mi odiado amor,
reconstruido
apenas y a deshoras,
con los fragmentos rotos
de lo que nunca fue.
(6-5-2014)
Desear a un demonio
ciegamente,
lleva al infierno
de indefectible forma.
(6-5-2014)
Ser la mujer
qué un hombre
ama
es algo
dulcemente
grave.
(23-6-2014)